El Tiempo como testigo: Nuestras historias

8 de abril de 2025 0 comentarios 2 minutos de lectura

Compartimos un testigo en común en nuestras vidas, dicen que amigo, que, acompañado a veces de lágrimas y otras de risas, nos ayuda a curar lo que esas últimas veces nos dejaron en este plano sin aviso.

Es difícil de aceptar para algunos que nada permanece en el tiempo, por lo menos de la forma en que inició. No sé si debo decir aquí que siempre de una forma positiva, eso siempre depende.

El paso del tiempo nos desafía al cambio, entre viajes que parecen eternos y otros que pasan volando. Recordamos con morriña aquellos momentos de infancia en los que aún disfrutábamos de la Navidad en familia o de los atardeceres en el parque con cuatro amigos, y no necesitábamos más que estar. Qué felices fuimos, ¿no?

Aquellos paseos con tu perro a los que les restabas importancia porque eran diarios, el olor a césped, la brisa de la tarde, sus ojitos agradecidos, y llegar a casa «un día más», hasta que fue el último y nadie te preavisó.

Aquel tiempo en el que no sentías esa angustia, pero ni siquiera te dabas cuenta de que era un buen momento, solo te concentrabas en trabajar y ya, y ahora te notas sobrecargado…

El tiempo ha sido, como digo, testigo de esas heridas que nadie te ve, que te ha curado y que olvidaste o que está curando contigo. Cómplice de todos tus sueños y del futuro que vendrá, pero ¿qué sería del tiempo sin nuestra memoria? ¿Sin nuestros recuerdos? Nuestras vivencias están grabadas en nosotros. Así que ahora piensa en cada recuerdo que creas, en cada momento que quizá haces por rutina y no estás valorando, en cada día que podrías hacer mejor, para mañana tener una historia mejor, una vida mejor hoy y mañana.

Él seguirá implacable, aunque tratemos de congelarlo o de apresurarlo, pero si tienes la suerte de que parezca detenerse por un instante en un segundo de amor, aprovéchalo, porque no lo está realmente.

Un abrazo.