Sin odio, sin rencor…con límites

Hay personas que, quizá por su inocencia o por su buena voluntad, notan más la maldad del mundo. Sienten mucho más cuando alguien se acerca con palabras camufladas, o con esas miradas que traen segundas intenciones —eso, como poco—.
Por suerte o por desgracia, me ha tocado ser de esas.

Siento todo demasiado.
Y no me parece malo.
Pero sí he tenido que aprender a lidiar con ello.
Sobre todo, a gestionar cómo se responde al daño.

Porque no es fácil.
¿Cómo respondes a un “amigo” que te falla?
¿A un casi familiar que te da por la espalda?
¿A esas heridas que parece que alguien se esmera en provocarte?

Cicatriz tras cicatriz, una aprende. Luego desaprende. Luego vuelve a mirar.

Y ahora estoy en un punto en el que, donde hay un nudo, ya no caben dos.
Donde no hay verdad, yo no insisto.
Y donde hay daño, prefiero el silencio.
No como castigo. Como respuesta.
Porque, la verdad, en muchísimos casos, no hay mejor respuesta que el silencio.

No me importa la opinión que tengan de mí.
Y no es soberbia.
Es que estos zapatos los llevo yo, no ellos.

Vivo sin rencor.
He perdonado a personas que ni siquiera lo pidieron.
No por ellas, por mí.
Para vivir en paz. Para no arrastrar más peso del necesario.

He aprendido a escapar del odio y de las malas intenciones.
Porque una ya tiene buen olfato.
Y no toda la gente son personas.
Ni todas las compañías, amigos.

Ahora sí te digo: sin rencor, pero con muros.
Es decir, donde hiciste daño, no vuelvas, haz el favor.
Ten esa decencia que no tuviste antes.
Aunque sea mucho pedir.

Así que nada.
Vive y deja vivir.

Quizá te interese leer… https://www.vozsinmascara.com/dejar-ir-para-sanar/

Sígueme en Instagram y no te pierdas nada! http://www.instagram.com/vozsinmascara

TEXTO DE RESCATE

Sus gritos me retumban en los oídos y se me clavan como puñales.Cada uno enciende…

Leer más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *