La visita: Más preguntas que respuestas. (Capítulo II)
No era fácil volver a ver aquellos ojos.
A Liam le había costado poner distancia, tanto, que la tuvo que poner en el mapa también. Abandonar Galicia e irse a Italia no había sido para nada voluntario; no había sido en realidad un viaje de negocios como todos pensaban… había sido una huida, necesaria para sí mismo. Cuando cogió aquel avión lo hizo envuelto en lágrimas, destrozado, pero era eso o él o ellos.
Esos ojos llorosos le recordaban todo el dolor pasado y, a la vez, se preguntaba de qué manera esta vez venían a romper su vida.
—Está muerta —dijo su hermano y rompió a llorar desesperadamente.
Érika entraba justo en ese momento en la sala y, absorta, escuchó esas palabras que la dejaron inmóvil mientras repetía:
—¿Muerta? ¿Quién?
En los minutos más fuertes de la vida de Liam solo se escuchaban las agonizantes lágrimas de su hermano. Él sentía que su corazón se había parado, que todo pasaba ante sus ojos… el dolor, la duda y hasta el arrepentimiento lo carcomían.
—¿Pero qué? No puedes… aparecer así y decirme esto —dijo Liam, sin saber cómo reaccionar. Ahora su vida estaba rota otra vez, aunque sabía que ni poniendo distancia mental ni física, la sombra de su familia lo dejaría para siempre, que algún día aparecería alguien para recordarle que seguía siendo uno de ellos, que no podía rehacer su vida tan fácil, por mucho que lo intentara.
—Tienes que venir conmigo. He venido hasta aquí para contarte eso, pero los detalles son más complicados… Lo siento, hermano.
—¡No me jodas! Me aparté de vosotros y sabes por qué. ¿Qué ha pasado?
—Tienes que hablar con la familia… te lo contaremos allí. Haz tus maletas, te recojo en una hora.
Liam miró a Érika, que seguía congelada esperando una explicación…
—Cariño, yo… me he quedado como tú, poco te puedo decir, pero tengo que ir. Cuando llegue allí te llamaré y en cuanto sepa de qué va esto, volveré. Será máximo un día o dos…
—No sé ni qué decir, Liam… resuelve tus cosas, pero… esto pinta muy mal y nosotros tenemos muchas cosas aquí…
Se fundieron en un abrazo de comprensión y cariño, aunque en sus cabezas había mucho miedo y dudas. Tenían eso desde que se conocieron, ese apoyo incondicional que sí que era familia.
En el avión no se hablaron, no sabían qué decirse. Liam no podía creer que tuviera que volver al infierno, y menos por Julia, la misma que casi había convertido aquello en lo que era. Ahora ella estaba muerta, y él se sentía un estúpido. Pena sentía, obviamente, pero también le quedaba la duda: ¿cómo, siendo su hermana, fue capaz de destrozarle la vida por completo? Unas preguntas que Julia ya no podrá responder. Y por si fuera poco, ahora tenía más dudas: ¿Qué había pasado? ¿Un accidente? ¿Se había metido en un lío? Galicia lo esperaba con más preguntas que respuestas…
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